A veces recuerdo que, antes de entrar al mundo de las cervezas craft, el poco conocimiento que tenía de cervezas me limitaba a las clásicas industriales y la elección entre ellas no era muy compleja ya que todas son muy similares.
La definición era netamente por precio…hoy el precio, a pesar de que puede ser limitante en casos de ser muy por sobre el promedio, es uno de los últimos puntos. Primero me fijo en el estilo, luego en la cervecería que la fabricó, posterior a esto, evalúo en qué lugar la están vendiendo y cuánto tiempo lleva esa cerveza en dicha vitrina. Porque podemos elegir la cerveza más cara, pero si no fue bien cuidada, solo perderemos nuestras lucas.
Parto diciendo esto primero, porque lo que me ocurrió a mí, le ocurre a la gran mayoría de la people. Presentamos un desconocimiento total en la gran variedad de cervezas que hoy encontramos en el mercado y lo que más me ha ocurrido, es escuchar a amigas o amigos decir que no les gusta la cerveza… a lo que pregunto y ¿cuál no te gusta? La clásica respuesta es: todas en general… o solo tomo cerveza en michelada o fanshop y con esta respuesta es donde comienza lo bueno.
Hay muchas personas que gustan de probar cosas nuevas, pero hay otras que les cuesta un poco más y es por eso que hoy los cerveceros tomando lo “clásico como la rubia, roja o negra” han abierto un sinfín de posibilidades para llegar a ambos consumidores presentando, por ejemplo, rubias muy ligeras, suaves, simplemente para saciar la sed, otras rubias con bastante más cuerpo, aroma y alcohol que sigue siendo rubia, pero brinda una nueva experiencia completamente distinta al consumidor. Así mismo con cervezas con fruta o ácidas, ampliando completamente el concepto antiguo de cerveza.



